viernes, 8 de enero de 2010

PRECIPICIO


¿Amor o castigo?
¿Muriendo sola o contigo?
Necesito tu piel
y no tengo tu abrigo.

Recuerdo aquel sabor
que ardientemente me hechizó;
y cuando saboreando el pecado,
este se incorporó a mi destino.

Salvaje sobre domado,
mi cuerpo se sometía
a los caprichos que la perdición
en el camino me disponía.

Sucumbimos al precipicio
dulcemente y sin darnos cuenta
rodamos hacia el vacío
tan locos como perdidos.


2 comentarios:

  1. Precipitarse ante la vida, aún sabiendo que existe un peligro. Eso es vivirla y saborearla plenamente.
    Me ha encantado tu escrito.
    Un beso y un susurro

    ResponderEliminar